lunes, 27 de enero de 2014

El perfume: más que una fragancia un sinfín de emociones


 Todos los que leímos el libro o vimos la película “El Perfume” y vimos a Jean-Baptiste Grenouille trabajar en la perfumería del extraordinario personaje de Maldini, interpretado por Dustin Hoffman, quedamos maravillados por la habilidad requerida y los conocimientos necesarios para componer, o elaborar, un perfume y, sobre todo, la dificultad de conseguir una fragancia original que logre seducir a los clientes.

Patrick Süskind, el escritor de la novela, nos introduce, a través de la ficción, en el maravilloso y efímero mundo de los aromas y en el difícil arte de detectar la fórmula exacta, cuáles notas, cuáles acordes, las medidas precisas, para lograr guardar en una pequeña botella, la magia que produce la afinidad armónica del alma de sus ingredientes.

Todo buen perfume contiene tres acordes. La cabeza, el corazón y la base. Cada uno de ellos requiere de distintas notas olfativas, provenientes de diversas esencias. El acorde de “la cabeza”, o “de salida” contiene la primera impresión, que dura unos cuantos minutos; A medida que esas esencias se van evaporando, las notas que lo componen se van desvaneciendo dando paso al acorde del “corazón”, el tema principal del perfume, que puede ser percibido por varias horas. Por último, el acorde “de fondo” constituye la base de la huella del perfume, la cual, si el perfume está bien elaborado, puede durar varios días.

La metodología requerida para lograr armonizar esas “notas” es parecida a la de componer una pieza sinfónica, el tema musical se mantiene presente durante toda la obra pero con diversos matices y distintas tonalidades. Los “compositores” de las fragancias se denominan “Narices” y son ellos los artífices del encanto producido por una persona cuando se coloca unas cuantas gotas del perfume adecuado.

Estos “Narices” combinan en forma disciplinada y profesional, pero con necesarios destellos de creatividad y audacia, muchas “notas olfativas”, unas esencias extraídas de flores, frutas y otros elementos naturales, agregándole otras notas producidas artificialmente, mezclándolas en las proporciones correctas, hasta lograr esos elixires aromáticos maravillosos que tanto han gustado a hombres y mujeres durante siglos.

Y nosotros, en la mañana, abriremos un hermoso frasquito, nos aplicaremos la fragancia (que escogimos y que se adapta perfectamente a tu personalidad), su aroma nos evocará emociones y sensaciones positivas, nos elevará nuestra auto-estima, saldremos de nuestra casa a comernos al mundo, a buscar a la persona indicada para seducirla con nuestra sonrisa y nuestro aroma y disfrutaremos el día mientras recorremos ese maravilloso camino en busca de nuestros sueños.

Eso, amigos míos, es un perfume. 




Quico Salazar    /  Director de Las Villas Perfumería

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