lunes, 17 de junio de 2013

No estrés, solo relax: Una cura de silencio

A veces el mundo nos satura (o nos saturamos a nosotras mismas). A lo largo del día pasan por nuestra cabeza miles de sonidos, cientos de sentimientos recorren nuestro cuerpo. Imagines, ruidos… haciendo que a veces perdamos la perspectiva y se nos olviden las razones por las cuales late nuestro corazón.

Nuestro yo más profundo, nuestros deseos, se refugian dejando paso a todos los factores externos que entran en nuestro cuerpo sin nosotras controlarlo. Y de pronto nos sentimos cansadas, apagadas, carentes de ilusión… perdidas.

Necesitamos parar. Una de las leyes más importantes de la vida es aceptar que para que algo entre, primero hay que hacerle hueco. La vida fluye igual que la respiración… Cuando alguien nos dice: “Respira” lo primero que hacemos es inspirar haciendo que el aire fresco empuje el aire “viejo” por nuestro cuerpo y se acumule el aire caduco. En cambio si lo primero que hacemos es expirar, liberamos a nuestros pulmones y al inspirar los llenamos de un aire nuevo, fresco, lleno de vitalidad.

Nuestra vida funciona igual… acumulamos ropa vieja en las armarios sin dejar hueco a la nueva, amores pasados atormentan nuestro presente haciéndonos dudar de las personas que intentan entrar en nuestra vida, rechazamos nuevos sonidos porque el ruido en nuestra cabeza ocupa nuestros sentidos y a veces, despreciamos amistades por un exceso de vida social.

Tenemos que poner la vida en orden, renovar nuestros sentidos, redefinir nuestras prioridades. Tenemos que vaciarnos y hacer hueco a todas las cosas buenas que nos rodean.

Hagamos las maletas, rompamos unos días con nuestra rutina, marchemos y en el más absoluto silencio, aprendamos a escucharos. Cuando sales de tu vida “normal” entras en ti misma y entonces descubres que quizá tu cuerpo no necesita tanta comida, que tus sentimientos hacia una persona son solo fruto de una dependencia rutinaria, que el mejor transporte son tus pies, que tu sonido favorito es la ausencia de ruido.

Un lugar ideal para éstas “curas de silencio” es la playa. Una que te agarre de raíz y permita olvidarte de aquello que te sobra. Una playa que te lo da todo sin pedir nada a cambio. Busca tu lugar favorito, Margarita está repleta de escenarios ideales para descansar y conectarte contigo misma.

Reencuéntrate con tu esencia, mírate el espejo y sonríe a quien realmente eres…. Libérate de todo e inspira aire fresco. Vacíate para volverte a llenar.

La vida es tuya, ¡respírala!

 
Fuente: http://www.nosotras.com
 
 

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